BITÁCORA DE LAURA DEL MAR.

Poemas y cartas; náufragos y sirenas.

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Laura, bohemia...

¡Déjame bañarte con mi llanto...!

Déjame bañarte con mi llanto
regar sobre tí el manantial sagrado
de mi sentimiento.
Que dancen las musas
que vibre el Parnaso
y suenen violines mientras
nos amamos...

Deja que rueden por tu cuerpo
las perlas benditas
de este mal de amores.
No detengas mi llanto
déjalo que ruede y que cale en tí,
como en tus montañas se cuela la lluvia,
como el manantial canturrea al viento...

¡Ah! Y limpiar tu vida
y refrescar tus versos
y quedarme allí
dormida en tus besos,
y si por acaso mi fuente sagrada
se riega en tu estancia
déjala allí... que cante a tus noches
que recuerde siempre en sus notas benditas
que hay una mujer que se quiere tuya
y te quiere de ella...

Y refrescar tus penas,
lograr que poseas aquellos amores
que nunca has tenido.
Porque yo las mías
las amo y las guardo
cual tesoro eterno
inmortal en tí.

Déjame allí donde están tus ojos
donde se pierde el día
y aunque cada noche
me aferro a la almohada
y a gritos te llamo
mientras clamo y lloro,
aún me queda llanto...
para verterlo en tí.

Laura del mar

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Eco al olvido.

En aquellos días de pasión y alegría
nada era turbio todo era armonía
cantaban las rosas despuntando el día
danzaban las aves su aroma esparcían.

Una nube negra llegó de repente
ocultó los astros, arrazó impaciente
silenció luceros, andaba demente
y todo el jardín arrazó inclemente.

Hoy todo está en ruinas...
silencian las rosas, no aroman las aves
no hay musa, no hay versos, no hay rima
ya nada retoña... todo está sin vida,

La mujer que llora divaga entre nubes
las mismas eternas de esa su agonía
ya nada detiene su lamento errante
no encuentra descanso a su alma herida...

Ella mira el viento, toca la tormenta
adivina la estrella que hoy no ilumina
observa a los lejos por si entre las nubes
viene aquel Hidalgo cabalgando lunas...

Laura del mar.
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Mi silencio...

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Meditabunda,
alelada en las cosas
que la vida entrega
a cada paso...

Maldigo el amor
lo bendigo...
me confundo.
Ya no sé
ni lo que soy
ni lo que he
dejado de ser.
Ni lo que es
el amor...
y el amor me llega
se pone de frente
y dice... ¡Ven...!

No sé donde estoy,
aquí o allá...
no sé de quien soy,
he dejado de ser...
o sigo siendo.
Tal vés no existo,
todo soy
a la vez
que no soy
lo que deseo ser
en tus brazos... ¡Hoy!
perdida en tu recuerdo.

¿Ha llegado
el tiempo del olvido...?

No lo sé,
me alejaré...
Me alejaré de todo
lo que ate
mis pies, mis manos
y mi silencio...

Laura

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Insomnio...

Una noche más
en que las sombras
son mi compañía...
El frío de la bruma
me cala... invade...
penetra mi piel
pretende llegar
y acaparar mi corazón.

Lucha interior
entre las sombras y yo...
no puedo perder este calor
no importa el dolor
que se siente al abrazar
no importa el sinsabor
de esta pasión que
no puedo desfogar.

Noche...
¡Déjame en paz!
Él no está...
me queda su recuerdo
y la soledad...
y el vacío
y las sombras
que cruzan mi portal.

¿Dormirá?
Mis besos ha de recordar
y esta pasión...

Mi prenda bajo su almohadón
le dirán que allí estoy
y mis pasos y mi voz
y mi canción
le dirán que aún soy yo
la dueña de las sombras
del insomnio,
de la figura en su ventana
de esa lágrima robada
y del libro aquel
el que no traje
y dejé
junto a mi prenda
bajo su almohadón
perforando su corazón.

Laura del Mar.
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Sombras...

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Entre nubes, envuelta
en el silencio de mis noches
rueda el cantar de aquel que dice amar
y el alma se recoge en un instante
y se siente el vacío…

La noche cae…
Las sombras giran…
El velo en mi ventana
a merced de manos invisibles
que la toman… la sacuden
en un loco danzar.

Y duele…
La noche duele…
Son mis versos…
¡No están…!
La noche…
Mis versos…
¡Mis sueños de mujer...!
Los latidos de mi alma
se han entregado
al igual que el velo,
a la locura de perderse
entre las sombras
que rodean mis noches.
¡No están…!

He perdido mis sueños
arrastrados tras el huracán
de una sombra oscura
de amargura y pena…

Laura del Mar...
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Es tu voz la que me llega
mecida entre las olas arrullantes
son tus poemas lágrimas del alma
que me entregan recuerdos y nostalgias.

Escribo mis versos en medio de la noche
y siento el vacío de una ilusión lejana
y me siento poeta aún sin pretenderlo
y me arrojo entre letras al abismo de tu voz.

No se adónde llegaré si no regresas
no se cuánto mi alma aguantar pueda
temo perecer en medio de tus versos
deambulo en silencio... ¡Solitaria...!

Es tu voz la que me cala el alma...
La que me oprime el pecho...
La que esquiva mis besos, mi sentimiento
la que me lleva lejos... lejos de tu lecho.

¿Es acaso amarte tanto mi condena...?
¿Es que mi vida está perdida en tu silencio?
Es tu voz la que me produce tanta pena
este desgarro de corazón y llanto.

Ya no puedo soportar... ¡Amarte tanto...!

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Todo me sabe a tí...



Todo me sabe a tí,
el aroma de tus cosas me lo quedo,
el sonido de tu voz, me la he guardado
y tus pasos los sigo en mi silencio.

Todo me sabe a tí,
pasa el tiempo y... ¡Sueño...!
y estás metido en mi alma
aferrado a mis momentos.

Todo... Lleva tu color
el eco de tu voz y tus palabras
que vibran en mi piel
y guían mis pasos.

Y te quedaste circulando
por mis venas,
le das el color a mi piel
y el brillo a mis cabellos.

¡Y mis ojos...!
Irradian de tu luz, estás en ellos...
Y mi pluma...
estás en cada uno de mis versos.

¡Todo me sabe a tí...
hasta el último suspiro
que de mi corazón la vida
me permita...!

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¿Y ahora qué...?


Ahora qué... Cuando el nido ya vacío
prende de la rama que cobijó sus críos
abandonada al viento presumido
que amenaza tirarla despiadado... ¡Frío!

Ahora qué, cuando una lágrima eterna
baña el rostro de la mujer que espera
y el corazón yace entre el frío de una tumba
que lo devora sin piedad... ¡Temblor! ¡Llanto...!

Ahora qué cuando todo ha concluído
cuando ya no estás... Mi mundo es un vacío
una sombra y tu recuerdo me encadena
mi vida sin tu amor... ¡Una condena...!

Ahora... ¿Qué...? Indiferente pasas
recibo más consuelo en estas rocas,
las que adornan mi playa y mis arenas
las que reciben mi canto de sirena.

Poesía del alma la que escribo
el entregar de mis penas y mi llanto
el saber que indiferente te paseas
no importando la daga... ¡Duéle tánto...!

Y ahora... ¡Qué...!


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Esperanza perdida.

Aquella esperanza que titilaba tenue
la ilusión encendida cual pabilo latente

la has roto en tus versos... ¡Como si nada!

No importando el amor que te aguarda...

duele amar tanto y no recibir nada.


Ya no estaré a tu lado, eso lo he aceptado
no seré quien cuide el otoño de tu vida
no guiarás mis pasos, de eso me he enterado...

¿Dónde sanar mis heridas...?
¿Cómo curar mis manos laceradas por tu pluma?

Aquella esperanza ferviente la he perdido

en tus versos
mi barca ha naufragado ,
has hundido el velero

que hacia ti se dirigía.


En esta noche de lluvia

en que el insomnio acompaño
mis lágrimas las vierto
¡torrentes ardientes!
no puedo detenerlas
ellas... lavan mi angustia
deshaciendo ese nudo
en medio de mi pecho.

Por la esperanza hoy rota
que por tu amor guardaba,
ya no me alcanzará la vida
para llorar tu partida.

Lo he leído en tus versos
Ya no... ¡Ya no he de ser yo
quien acoja el otoño de tu vida...!

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¿Es esto el amor?



Me pides que le escriba al amor...
¿Para qué si eso no alienta mi corazón?
Si en lugar de sentir alivio a esta pena
siento una piedra que golpea y mata.

Siento un hilillo de sangre hacia mi vientre
y se cuela en mi entraña, entra...
entra... y quema... cual tizón ardiente
de este corazón
que desangra y apaga y arde y muere...

Y te quedas mirándo por la misma ventana
te pierdes en tus sueños y un suspiro
arranca muchos más suspíros. ¡Esos...!
Te delatan y ruedan
cual lava volcánica que sigue quemando...

Y tú... Impávido.. Inerte... Frío... Desalmado
rechazas mis manos... mis besos... mi cuerpo...
Y yo... Velando tu sueño... cuidando tus noches...
pregunto a la calle... a la nada...
A tí...
¿Es esto el amor?

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Tal vez mañana...

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Aprovecha tu tiempo
tal vez mañana
tu cuerpo se convierta
en abono de rosales.
Mañana, tal vez,
tus ojos, vísceras y brazos
sean devorados por gusanos
y tu alma se pierda
entre sombras sin color
y ya no puedas
confundirte con mi sombra.
Y tus ojos y mis ojos
ya no puedan devorarse.
Entonces volverás a perder
tu manos, y tus labios
nada van a saborear.
Ni siquiera extrañarás
la presencia de a quien hoy
puedas extrañar.
Y sin saber que mañana tal vez
debas soportar la presencia
de a quien hoy
con tu indiferencia
desprecias y olvidas entre
esas, aquellas,
las mismas sombras
que mañana puedes perseguir.
Recuerda, vive hoy,
mañana ya ni podrás percibir
el aroma de los rosales
que esa tumba adornará;
allí, solo serás el excremento
que su savia abonará.
Tu pluma perderás
y ya ni tú, ni nadie,
devolvértela podrá.
No dejes que te pase el tiempo
hoy, es el día de las rosas,
hoy es el día de la vida.
Corta aquella flor,
deshazte del orgullo
que invadió tu corazón.
Aprovecha tu tiempo
tal vez mañana
tu cuerpo se convierta
en abono de rosales...


Mis poemas están protegidos con registro
ISSN: 1794-807X

"Revista Debuth Lírico"
Publicación Cultural Periódica.